Fidel, un perro comunista
Hace unos días me dieron los resultados de los exámenes que le hicieron a Fidel: Cáncer en el estómago.
No tenía ni una expectativa de vida, le quedaba poco tiempo.
Fidel es mi perro, en un mes cumplirá tres años de vida, estaba en plena juventud al recibir tan cruel noticia. Su nombre (que él mismo decidió ponérselo) salió cuando tenía como tres meses conmigo, veníamos de ver una película de Guillermo Del Toro, y le gustó tanto, que al siguiente día me pidió poder acompañarme y que lo dejase entrar conmigo a la biblioteca. No tenía por qué negarme. Ya dentro, le perdí de vista hasta una hora después, ya que nos íbamos. Vi que cargaba dos libros, uno del “Comunismo moderno” y otro de “Cuba, el fidelismo”. De ahí nació la idea de su nombre, y que a mí parecer, le sentó de maravilla: Un perro comunista.
Después de la noticia del médico, Fidel se ha puesto peor, ya no come, ya no salimos de juerga los fines de semana, ya no tiene ese ímpetu por olerle la cola a alguna perra.
Había un bar que frecuentábamos demasiado (él iba porque la dueña tenía una linda French Poodle, yo porque la dueña tenía unos grandes y hermosos senos) que apenas y llegábamos y la mesera nos decía: ¿Lo de siempre?, mientras Fidel le clavaba unas miradas indecentes a la perrita. Platicábamos un rato, un par de tragos y dos o tres horas después desaparecía. Al final en ese bar, siempre terminé pagando yo, pero me terminaba también bebiéndola botella. Siempre me llevaba a casa cuando ya no podía caminar por mí solo, me cargaba hasta el sillón, me tumbaba y ahí me dejaba, mientras que él se dormía en el suelo cuidando que no me fuese a vomitar y ahogarme.
No tenía ni una expectativa de vida, le quedaba poco tiempo.
Fidel es mi perro, en un mes cumplirá tres años de vida, estaba en plena juventud al recibir tan cruel noticia. Su nombre (que él mismo decidió ponérselo) salió cuando tenía como tres meses conmigo, veníamos de ver una película de Guillermo Del Toro, y le gustó tanto, que al siguiente día me pidió poder acompañarme y que lo dejase entrar conmigo a la biblioteca. No tenía por qué negarme. Ya dentro, le perdí de vista hasta una hora después, ya que nos íbamos. Vi que cargaba dos libros, uno del “Comunismo moderno” y otro de “Cuba, el fidelismo”. De ahí nació la idea de su nombre, y que a mí parecer, le sentó de maravilla: Un perro comunista.
Después de la noticia del médico, Fidel se ha puesto peor, ya no come, ya no salimos de juerga los fines de semana, ya no tiene ese ímpetu por olerle la cola a alguna perra.
Había un bar que frecuentábamos demasiado (él iba porque la dueña tenía una linda French Poodle, yo porque la dueña tenía unos grandes y hermosos senos) que apenas y llegábamos y la mesera nos decía: ¿Lo de siempre?, mientras Fidel le clavaba unas miradas indecentes a la perrita. Platicábamos un rato, un par de tragos y dos o tres horas después desaparecía. Al final en ese bar, siempre terminé pagando yo, pero me terminaba también bebiéndola botella. Siempre me llevaba a casa cuando ya no podía caminar por mí solo, me cargaba hasta el sillón, me tumbaba y ahí me dejaba, mientras que él se dormía en el suelo cuidando que no me fuese a vomitar y ahogarme.
Hoy, Fidel ya no se levanta. De ser muy animoso, llego a ser solo un tape de pelos más. Lo veo desde la silla de la cocina, recostado frente a la televisión, veo como las moscas le rondan sin que a le importe.
-Fidel
Fidel no viene.
-¡Fidel!
Fidel no intenta levantarse, solo me queda viendo, con unos ojos de: ¿Qué no ves que estoy jodido? Fidel pasa horas acostado en marco de la puerta, viendo la gente pasar, yo me siento a su lado con dos vasos de whisky, me bebo el mío despacio, al mismo ritmo que él bebe el suyo. Sin pensar que hace menos de un mes, era el que me atendía. Fidel hacia las llamadas para reunir gente los fines de semana, era grandes fiestas, puros perros.
Un día me presento a un Gran Danés que acababa de publicar otra más de sus novelas, solo me abstuve de decirle: Todos los escritores son unos perros.
Fidel llamó un par de veces en la madrugada, necesitaba que lo sacase de la cárcel. Pasaba por él, pagaba la fianza y nos íbamos a desayunar mientras me platicaba la nueva aventura.
Un par de veces nos quedamos sin luz, (cuando a él le tocaba pagar). El nunca trabajo, nunca le gustó, pero de alguna manera se las veía para invitarme en esas noches sin electricidad una botella de “güisqui”. Dejó de fumar hace unas semanas, vomitaba demasiado, y en dos ocasiones fueron coágulos de sangre lo que regurgitaba.
Hace dos días estaba parado en la cocina preparándome un café, cuando escuche un golpe seco que venía del baño, corrí y lo vi ahí tirado, sobre una mancha enorme de sangre, sin pulso, sin gestos.
Fidel murió el lunes pasado. Éste es mi primer fin de semana solo. Me fui a la licorería, compré una botella Jack Daniel (era su whisky preferido), llegué a la casa y me senté el pórtico, me empiné a beber. No me terminé la botella y sentía que ya no podía más.
-Fidel, esto era mitad y mitad y decidiste irte como todo un comunista.
Cuento: Fidel, un perro comunista
Autor: Mosca
Esta historia ya la habías puesto ¿verdad?
ResponderEliminarFidel es un buen perro, un perro comunista.
Quiero mi cerveza
jajajaja... que creativo... aunque todo sistema politico no es más que un medio de manipulación masiva' ehh...
ResponderEliminarbesote mosca'
igual que peyote exijo mi cerveza'
jajajaja... pues aviseme cuando ande por mis rumbos' ehh..
ResponderEliminar:D!
ResponderEliminarUn whisky por fidel pues!
Por cierto, ya agregué a "Editorial Veracruzana", soy "Eber García", ahí lo checaré. Saludotes (:
Hey, vengo a decir que "Moscas para beber" está exquisito. Las palabras se sienten tan bien dichas y los poemas son muy profundos y delicados. Excelentes. Saludos.
ResponderEliminarPensé que era verdad pero no leí antes que era un cuento, que bueno, me estaba poniendo triste porque mi perrito estuvo a punto de morir y me lo recordaste.
ResponderEliminarBuen cuento hiciste volar la imaginación viendo al pobre Fidel.
Saludos.