jueves, 28 de julio de 2011

[Debate]



No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo.
François Marie Arouet


Antes de mostrar el Manifiesto que escribió y leyó Óscar Tanat (de los autodenominados Postcorrientistas) el último día que estuvimos en Oaxaca, me gustaría hacer dos comentarios.

El primero es sobre lo agradable que es encontrar otras voces que defiendan la poesía, que la adopten tan apasionadamente y sea parte de su estilo de vida, pero esto deriva a mi segundo comentario, el cual es el desagrado que obtengo de una forma de pensar tan cerrada y retrograda. Es cierto que tenemos libertad de expresarnos cuando y donde queramos, pero el minimizar o tratar de ridiculizar la forma de vida de otros, es y será detestable.
No estoy en contra de que se exponga una diferente forma de pensar a la que el Colectivo Intransigente o yo tengamos, pues es una de las primicias que supongo y espero todos los colectivos de poesía y arte debemos tener presente. Pero sí estoy en contra del modo en que una forma de pensar egocéntrica nos puede llevar a un estancamiento, y no sólo en el arte, sino en la propia vida. El que uno piense diferente a la mayoría, o viceversa, no es motivo para juzgar o mejor dicho, para acusar que esa forma de pensar/actuar es “ridiculizar” la convicción acusador, y con respecto al arte, y este caso la poesía, el pensar, expresar y vivir la poesía de forma diferente a otro(s) no debe ser motivo para rebajar u ofender.    
La pluralidad nos lleva a la evolución de la consciencia.


Jesús Gallegos "Mosca"







La poesía como mero espectáculo público, es rebajar su condición y adjudicarle la necesidad de transmitir sus mensajes como cualquier código de habla cotidiano. La poesía no merece estar en las calles por su condición inmaterial. Arrastrar las palabras de un poema por la avenida, es someter a los preceptos de la mendicidad, a los preceptos de la exhibición vulgar.

La poesía, como todo arte que deriva de lo sagrado, y que presume de mantener su esencia irreductible, como el teatro de la crueldad de Artaud, debe mantenerse como un código oculto.

El entendimiento del poema sólo está designado para un puñado ínfimo de personas, para una limitada red de espíritus ajenos, de hecho, debería repensarse la idea de poesía que actúa como un prestidigitador, como un brujo magnético provisto de técnicas especializadas, técnicas más avanzadas que las de la ciencia, técnicas superiores a las del cualquier artilugio religioso, y que hasta hoy han sido imposibles de descifrar.
La verdadera poesía tiene la extraordinaria facultad de atraer a sus lectores, de envolverlos, no le interesa el vulgar transeúnte, no le interesa su propio autor. Los poetas somos títeres de la poesía, los poemas nos escogen como su vulgar herramienta de codificación, “El diablo es quien maneja los hilos que nos mueven”, dice Baudelaire, “La poesía es quien maneja los hilos que nos mueven”, exclaman los poemas.
La calle no es terreno para la poesía, convertirla en artilugio público es ir en contra de ella, es ir en contra de su fuerza, no nos damos cuenta que seremos aplastados por ella, que nuestro ego ridículo es su ego, la poesía debe aspirar a penetrar la carne, y lo hace, nos lastima, nos agita, nos emociona, nos entorpece, nos desmorona, nos aniquila, nos destruye, nos construye, nos enferma, nos impele a clasificar el tiempo, a los amigos, a los conocidos, a poner etiqueta; la poesía es la gran soberana de la realidad, la que le da sentido a la cultura, todos tenemos un nombre, todo tiene nombre, todo está clasificado, todos es una metáfora: la luz dentro del bar es un artilugio estético de la poesía, el mezcal sonríe al ejecutar su danza sobre el cuerpo, la música no es más que la mera decoración de todo este silencio, el silencio es el fondo de las cosas, el silencio es lo que nos sostiene, el silencio es todo el blando de la hoja, la hoja es este bar, la hoja, señoras y señores, la hoja y el silencio es el poema.
Navegamos el poema, nuestro meados recaen sobre el poema, nuestras palabras de amor, de odio, de muerte, de olvido, de fuga, de suerte, de nada, se filtran en este gran poema, inútil es pues llevar a la calle la poesía, puesto que la calles es un poema.
La poesía no sirve para nada, sólo para sostenernos.
Óscar Tanat 

sábado, 23 de julio de 2011

[Poema]

 Una mala jugada

 
Cuando la muerte juega póquer,
ni la vida te sirve para apostar.

Reina de tréboles,
Joto de tréboles,
Diez de tréboles,
Nueve de tréboles…

-¿Su apuesta, señor?-

Me reviso los bolsillos y solo me quedan veinte pesos y mi vida...

-Todo-


Jesús Gallegos "mosca"

viernes, 8 de julio de 2011

[Poema]




Tuve un hermano que nunca nació
que inventó el suicidio desde la corona de mi madre
inventó los sueños para las noches de soledad
con él aprendí que es mil veces mejor incinerarme en un beso con el infinito
a arrodillarme en un parto sobre la ciudad que se está ahogando
una ciudad que mi hermano despreció
y me mostró cómo debo acompañarle
en un ritual electro-alcoholizado
para ser un cohete que partirá y explotará* a su lado
en un lugar que los libros no entienden
ni entenderán
porque la piel de mi hermano estaba ardiendo
y de sus ojos salían caballos cabalgando hacia mis ojos
pero nunca le alcancé
y aunque dicen que éramos idénticos
sólo él tomó un viaje intergaláctico para nunca más volver.





Buen viaje.
Las despedidas han pasado de moda o están mal valoradas.


Jesús Gallegos.

jueves, 7 de julio de 2011

[Poema]

"Serpientes"

Para: Jesús Gallegos

Es tu cama el lecho oscuro de mi embriaguez
que sin tinieblas llueve en mi vientre,
una lluvia blanca vertida de tu mundo,
como el hoyo negro que es estar sin él.

Ahora testigo de tu ira,
quiero perecer ante ti,
qué en tus sábanas me enredes
y en tu cuerpo
y de ellas,
cometer suicidio una y otra vez.

Como la ruleta rusa,
disparas tu dolor en mi sien
y ese crujir de mi cráneo no es otra cosa
que los dos arrastrándonos como serpientes
ante este mal que causaron los dos.

Y bebiendo de nuestros venenos
pactamos una fusión,
ante nuestra desesperada devoción.

Fue él y fue ella,
y ahora sólo somos los dos,
una ciudad que alberga: tus plumas y mis escamas,
tus alas y mis colmillos,
augurando  un mundo sin ficción.


Sandra Herrera





[Gracias, hermosa, es el primer poema que me dedican. Beso]

domingo, 26 de junio de 2011

[Poema]



Mi hermana saltó del reloj de pared que mi madre colgó cuando sus manos eran pétalos de neón acariciando el infinito
y nosotros éramos apenas el segundero paseando en su piel como cabellos sin noche
mi hermana era mil pedazos de rompecabezas mutando a otras piezas sin ojos
Mi hermana saltó mi hermana saltó mi hermana saltó mi hermana saltó
mi hermana saltó mi hermana saltó mi hermana saltó
mi hermana saltó mi hermana saltó
mi hermana saltó
y rompió las horas
la casas
los hijos
los libros
el tiempo
se rompió ella
se volvió un eléctrica
yo deseo ser eléctrico



Mosca

sábado, 21 de mayo de 2011

[Poema]

Tu nombre no existe

es un fantasma de neón escondido

en mi esófago

una danza a muerte con las pupilas

del sol

la sustancia alucinógena para las

bestias del olvido

la paranoia  riéndose con mis uñas

el insomnio delirando con arañas

viernes, 8 de abril de 2011

[Poema]





Sólo podemos criar solsticios,

y tendrán derecho a suicidarse durante este

lapsus encerrado bajo peces,

donde cada vez que me acerque a ti

huirán tras lunas

extinguiendo los dolores hipnóticos de los

demonios callejeros

que planean sobre nuestra sed digital.









Mosca

jueves, 24 de marzo de 2011

[Poema]





Llévame al séptimo cadáver
donde pueda soñarme con tres disparos
y ver el calendario para saber
si hoy morir es permitido.



Mosca

domingo, 27 de febrero de 2011

[Poema]

La locura lleva tu nombre

Gabriela G. S. 


Desde hace algunas noches
te he soñado
hasta agotar los meteoritos de la ceguera hipnótica
dónde mi cuerpo descansa:

Te veo emergiendo del rio
colgándote los cuerpos de mis dolores incandescentes con censura pornográfica
y un ligero oleaje golpeándome
sobre la boca de un ave
en un sin fin de latidos como escamas negras.

Entra por la Orta de mis delirios
sal por la indecencia de nuestros cuerpos flotando
a mar abierto
mientras escribo una carta sobre una serpiente que hace nido en mi locura.

Consumámonos en la lobectomía de tardes que palidecen
o mudemos la piel de esta ciudad:


¡que ya me están saliendo alas!
Y siento que los hombres se vuelven paranoias destructivas
juguetes de arsénico sobre los mantos de donde me ven flotar

¡que ya las escamas pueblan mis ojos!
Y dicen que sueño con serpientes lucero
que un dios será atrapado en la ira de los pescadores
que alucino con lenguas bífidas
que me escribo en la piel sobre colmillos que se clavan en mi locura
por verte resurgir del río.









Autor: Mosca
Libro: La última ciudad serpiente

miércoles, 2 de febrero de 2011

[Video]



Poesía hecha música.


Omar Rodriguez Lopez: Asco que conmueve los puntos erógenos



Para usted. Me dio gusto conversar y ver que los Panditas se vuelven hongos sin labios para vivir pero sí para imaginar una vida.

Mosca